Es común, y además delicioso, el maridaje de quesos y vinos. Sin embargo, está expresión viene precisamente de esa combinación.
Los antiguos bodegueros realizaban la “trampa” de camuflar los defectos de sus vinos con un trozo de queso. Así, el comprador incauto compraba el vino que había probado y que le había sabido de maravilla, y al llegar a casa, ¡sorpresa! El sabor del vino, sin combinarlo con el queso, no era el mismo. Este es el origen de esa frase que tantas veces hemos oído, y posiblemente también de la costumbre del maridar el queso y el vino.
Sin embargo, aunque no hay un maridaje perfecto porque depende de los gustos de cada uno, si que hay quesos que, combinados con ciertos vinos, se mejoran mutuamente y hacen de ese aperitivo, cata o cena una experiencia increíble.
Para maridar con el queso curado de oveja, como el nuestro, lo ideal sería un tinto con cuerpo e intensidad.
Y ahora, sabiendo un poco más de la historia del queso, ahora solo queda disfrutar de su sabor.