Ya hemos hablado sobre la maduración del queso, que es un producto en constante cambio, se refiere al paso del tiempo que va afectando a sus características.
El afinado incluye la influencia que los queseros ejercemos sobre el mismo. Humedad, temperatura y muchísima atención son los pilares más importantes. Durante este proceso, dependiendo de las condiciones del microclima creado por cada maestro quesero, también sale el moho. En el caso de nuestro queso cremoso, este es el responsable del color blanco de su corteza.
En definitiva, el afinado perfecto es el responsable de conseguir el sabor, la textura y el aroma propios de nuestro queso. Y saber qué necesita el queso, por el color y tacto de su corteza, por su olor… es la labor de un buen afinador.